Hace tres años y medio, Toyota sorprendía al mundo al presentar su primer motor de combustión de hidrógeno. La marca japonesa sabe a la perfección que los coches eléctricos no es la única forma de movilidad de futuro. Desde entonces, ha ido madurando esta tecnología llegando ahora a un nuevo reto: qué hacer con el vapor de agua.
Toyota es una de las marcas que más ha trabajado en la electrificación, y sabe perfectamente que el camino que está tomando Europa con los coches eléctricos no es el correcto, como ya ha apuntado el gran Akio Toyoda en algunas ocasiones. El nipón, que trabaja en una nueva generación de modelos de cero emisiones que lanzará en 2030, también tiene abiertos otros campos, como el de la combustión de hidrógeno.
El GR Corolla estrenó el primer motor térmico de hidrógeno del mundo. Vestido con un traje de carreras, se convirtió en un demostrador tecnológico con el que la marca prueba este desarrollo en una de las carreras japonesas más exigentes. El escenario perfecto para comprobar el rendimiento del motor que monta el GR Yaris, un tres cilindros turbo y 1.6 litros pero del que se desconoce su potencia y prestaciones.
Un compresor se encarga de aumentar la presión del gas de hidrógeno para volverlo a hacer líquido.
Toyota encuentra grandes ventajas en el hidrógeno líquido caliente
El objetivo principal es estudiar a fondo su viabilidad comercial en un futuro ya no tan largo, derivando también hacia bloques de versiones más convencionales que presumirán de una eficiencia de verdadero récord. Toyota ha experimentado tanto con hidrógeno gaseoso como líquido, desde mayo de 2023, comprobando que en este estado presenta una mayor densidad, y que es más fácil repostar.
Sin embargo, el hidrógeno líquido presenta un problema que la marca japonesa no sólo quiere resolver, sino también aprovecharse. Y es que el líquido elemento tiene un efecto añadido de evaporación mediante calentamiento que se genera en el depósito durante la conducción, liberándose a la atmósfera, lo que es una pérdida energética y que Toyota evitar.
El aprovechamiento al máximo del combustible es clave, por lo que trabajan en recuperar ese gas vaporizado y reutilizarlo como energía, y para lo que ya han ideado el proceso.
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La técnica turbo aplicada al H2-ICE y la pila de combustible
El gas generado por la evaporación del hidrógeno en el tanque se almacena y se envía a un compresor específico que aumenta dos a cuatro veces la presión, por lo que vuelve a transformarse en combustible y se puede introducir en el motor.
Toyota explica que la compresión en la regeneración del hidrógeno evaporado también tiene otro efecto negativo más, pero esta vez la energía se destina a la generación de electricidad a través de una pila de combustible, a sabiendas de que no todo el excedente de hidrógeno evaporado se puede aprovechar. Es decir, siempre habrá una pérdida, pero mínima, por lo que esta va a un catalizador especial que la transformará en vapor de agua que saldrá por el escape.
El sistema actúa casi bajo el mismo funcionamiento de un turbocompresor, que vuelve a introducir los gases de escape en el motor generando más potencia, pero desde la óptica de un proceso químico. Toyota ha dado a conocer sus avances en materia de combustión de hidrógeno, pero todavía es muy pronto para que esta tecnología sea una realidad en una producción de volumen. Tanto es así, que ni siquiera se le ha puesto fecha.